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jueves, 24 de diciembre de 2015

MONASTERIO BENEDICTINO SAN JOSÉ LES DESEA FELIZ Y SANTA NAVIDAD: Boletin Diciembre 2015



Información y donativos en: benedictinos.jimdo.com
Misas sábados y Domingos   10:00  am
« Y sirvaos de seña, que hallaréis al niño envuelto en pañales, y reclinado en un pesebre » (Lc II, 12)
« Entonces la región desierta y intransitable se alegrará; y saltará de gozo la soledad, y florescerá como lirio. Fructificará copiosamente, y se regocijará llena de alborozo. » (Is XXXV,1-2)


« Y sirvaos de seña, que hallaréis al niño envuelto en pañales, y reclinado en un pesebre » (Lc II, 12)
« Entonces la región desierta y intransitable se alegrará; y saltará de gozo la soledad, y florescerá como lirio. Fructificará copiosamente, y se regocijará llena de alborozo. » (Is XXXV,1-2)
Estimados amigos y benefactores:
Les deseamos a todos ustedes una muy feliz y bendita Navidad y les agradecemos una vez más por su apoyo, oraciones, y generosidad para con el Monasterio San José. Continuamos  con la  construcción  del secundo piso y con la excavación del pozo de agua, la cuál se espera encontrar a 50 metros de profundidad. Por favor sígannos ayudando para mayor gloria del Niño Dios.

 Los pormenores del nacimiento de nuestro Salvador deben ser para nosotros misterios llenos de amor: Él quiso nacer en un establo siendo que pudo haber escogido un palacio si hubiera querido; dando así  ejemplo de humildad y pobreza. No quiso tener como cuna sino un pesebre; como ropa, pañales prestados; y como adoradores, pobres pastores; tal ejemplo nos revela al mundo el desapego de los bienes de la tierra que debemos tener. Nuestro Señor quizo al nacer sufrir frio y  abandono. Desde pequeñito nos enseñó la mortificación voluntaria. Desde tan tierna edad ya habia comenzado a expiar por nuestros pecados: para curar nuestro orgullo, quizo ser humilde; para curar nuestro amor por las riquezas, nos enseñó el desapego; a nuestra sensualidad, sus sufrimientos. Estas solo algunas de las lecciones del pesebre de Belén. 

La práctica del ofrecimiento de las tres Misas en el día de Navidad es muy antigua. Ellas se ofrecen en honor y para para recordar los tres nacimientos de Nuestro Señor Jesucristo: su nacimiento según la carne, en el tiempo, de la Virgen María; su generación eternamente de  Dios Padre; y tercero, su nacimiento espiritual o místico en nuestras almas por fe y la caridad,  pero especialmente por la comunión Eucarística, que deberíamos recibir en esta bella fiesta de Navidad después de haber limpiado el pesebre de nuestra alma con una buena confesión sacramental. ¡Les deseamos a todos una feliz y santa Navidad!  


Explicación  sobre las tres misas 
celebradas en Navidad
Por San Antonio de Padua
Doctor Evangélico

Así como en la primavera Dios creó al mundo, así también en Natividad de su Hijo creó un mundo nuevo, que todo lo renueva. En el primero día dijo Dios: «Hágase la luz; y la luz fue hecha». Hoy el Verbo del Padre, por quien todo fue creado, se encarnó. Aquella luz, que dijo: «Sea hecha la luz», hoy fue hecha. Por eso, se canta hoy en la misa de la aurora: «La luz brillará, etc.» Noten que en este día se celebran tres misas. La misa de la Noche, en que se canta: «El Señor me dijo», la cuál representaba la generación oculta de la Divinidad, que nadie puede describir.  La misa de la Aurora, representa su nacimiento de su Madre el dia de hoy. La tercera misa representa al mismo tiempo su generación de la Madre y del Padre. Y por ello cantamos en el Introito: «Nos a nacido un niño; esto se refiere a la generación de la Madre; y se lee en el Evangelio: «En el Principio era el Verbo»; esto se refiere a la generación de la parte del eterno Padre. La primera misa la cantamos de noche, porque aquella generación de parte del Padre es para nosotros oculta, para los que en ella  creemos. La Secunda misa se celebra muy temprano, al principio de la mañana, porque la generación de parte de la Madre nos fue visible, mas como que diluida en una nube. Porque en efecto, quien podrá atreverse a desatar la correa de su calzado, esto es, poder entender el misterio de su  Encarnación? La tercera misa la cantamos estando todavía el día en claridad ya que en el día de la eternidad, cuando pase toda oscuridad, claramente veremos de que modo fue Jesucristo generado por el Padre y generado también por la Madre. De hecho, será entonces cuando sabremos lo que es el Omnipotente, ya que lo veremos cara la cara y seremos semejantes  a Él.
Te rogamos Oh! Señora expectante, Señora nuestra,  Santa Madre de Dios, que en esta Navidad de tu Hijo, en la que diste a luz siendo Virgen, tu que lo envolviste en pañales y lo reclinaste en un pesebre, pedirle al divino Niño indulgencia para nosotros, para que, con la intercesión de vuestra misericordia, pueda ser curada la quemadura de nuestra alma, aquella que contraimos por el fuego del pecado, a fin de que merezcamos llegar al gozo de la eterna festividad. A la cuál dígnese llevarnos Él mismo, ya que se digno nacer de ti, Virgen gloriosa, al Quién sea dada toda honra y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

EL ARIETE CATÓLICO LES DESEA FELIZ Y SANTA NAVIDAD


"Se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvía con su luz, quedando ellos sobrecogidos de gran temor. 
Díjoles el ángel: No temais, os traigo una buena nueva, una gran alegría que es para todo el pueblo; pues os ha nacido hoy un Salvador, que es el Mesías Señor en la ciudad de David. (Luc 2, 9-11)

"Fueron con presteza y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un pesebre y viéndole, contaron lo que se les había dicho acerca del Niño" (Luc 2,16-17)

miércoles, 23 de diciembre de 2015

DOMINGO IV DE ADVIENTO (Bogotá, año 2015): R.P. FERNANDO ALTAMIRA




Queridos hijos: Cuatro domingos tenemos en Adviento, ¡y en tres de ellos se nos habla del Precursor del Señor: San Juan Bautista! Así y todo, en la Sagrada Escritura y en la Tradición o Revelación Oral, es poco lo que se nos dice de él, es poco lo que sabemos, y no deja de ser entonces un personaje misterioso, y un santo de primer nivel, símbolo de lo anti-mundano, como es el Catolicismo de verdad, como nosotros no somos, pero como nosotros deseamos ser. Veamos algunas cosas de San Juan Bautista:

  “En el año 15º del Imperio de Tiberio César… factum est verbum Domini super Ioanem… in deserto: se hizo (algunos traducen: vino) la palabra del Señor sobre Juan… en el desierto. Et venit in omnem regionem Iordanis, praedicans baptismum poenitentiae in remissionem peccatorum: y vino a toda la región del Jordán, predicando un bautismo de penitencia para perdón de los pecados”.

 El austero predicador del desierto. El profeta Malaquías habló de él 400 años antes: (Malaquías 3,1) “Ecce ego mitto angelum meum, et praeparabit víam ante faciem meam: he aquí que yo envío mi ángel, y (él) preparará el camino ante mi faz”. Cristo mismo en San Mateo (11, 8-10), que fue el Evangelio del Segundo Domingo de Adviento, dice: “Pero ¿qué salisteis a ver?, ¿un profeta? Os digo sí, ciertamente, y más que profeta. Éste es de quien está escrito: Ecce ego mitto angelum meum ante faciem tuam, qui praeparabit viam tuam ante te: he aquí que yo envío mi ángel ante tu faz, el cual preparará tu camino antes de ti”. 

La cita de Cristo tiene alguna pequeña diferencia. Se aplica aquí lo que luego diremos sobre las palabras de Isaías. En esta profecía se llama “ángel” al Bautista, que significa mensajero, es el mensajero de Dios, el que anuncia, el pregonero o precursor del Señor: Preparará el camino ante mi faz; preparará los caminos que conducen a Dios.

 Isaías predicó del Bautista unos 800 años antes. Hoy se hace alusión a ello: (v.4) “predicando un bautismo de penitencia para remisión de los pecados, sicut scriptum est in libro sermonum Isaiae prophetae: Vox clamantis in deserto: como está escrito en el libro de las palabras de Isaías profeta: 

Voz de uno que clama en el desierto. Parate viam Domini: preparad el camino del Señor. Rectas fácite semitas eius: haced rectos los senderos de Él. Omnis vallis implébitur: todo valle será llenado. Et omnis mons et collis humiliábitur: y todo monte y collado será humillado. Et erunt prava in directa: y las cosas depravadas se convertirán en rectas. Et áspera in vías planas: y las cosas ásperas (escabrosas) se convertirán en vías planas. Et videbit omnis caro salutare Dei: y toda carne (todo ser humano) verá la salvación de Dios”. El fragmento de Isaías (Isaías 40,3-5 1 ) no habla allí de perdón de los pecados ni de un bautismo (que significa “lavado”) para preparar el arrepentimiento, y la literalidad difiere un poco con la profecía (en la versión de la Vulgata). 

¿Cuál es la relación de las palabras de la profecía y lo que dice el Evangelio? La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios, el Verbo de Dios: Cristo es su autor, y, por ser Dios, tiene inerrancia (la Sagrada Escritura no tiene error). Por lo cual, en esas diferencias entre lo que Cristo y los Evangelios nos dicen, y los textos de las profecías de Isaías o de Malaquías: 

 O Cristo nos está dando, por ejemplo, la versión de los Setenta en griego. O nos está dando la Revelación Oral que había sobre esos mismos temas, con más detalles que la Revelación Escrita de la Sagrada Escritura. O Dios nos está dando una nueva Revelación en lo del bautismo de arrepentimiento (Cristo es Dios) para completar lo antiguo. En las palabras de Isaías se anuncia un camino ofrecido por “la voz de uno que clama en el desierto”, vox clamantis, para alcanzar arrepentimiento de los pecados y perdón, y Cristo nos agrega que eso será ayudado por un lavado (“bautismo”) de arrepentimiento, un rito que ayuda a arrepentirse. Se ve que en la Revelación Oral de Dios o Tradición había datos de que el Mesías iba a bautizar (lavar). Cristo instituyó nuestro Sacramento del Bautismo. Pero aquí tenemos al Precursor, el Bautista, que también lava o bautiza, aunque el de Juan no es el Sacramento del Nuevo Testamento. Y a tal punto se ve, por la Revelación Oral, que relacionaban un bautismo con el Mesías, que el domingo pasado escuchábamos:

 “En aquel tiempo, los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas para preguntar a Juan: ¿Tú quién eres? Y confesó y no negó y confesó: Yo no soy el Mesías… Pues ¿por qué bautizas si no tú no eres el Mesías…? Yo bautizo en agua, pero en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. Éste es el que había de venir después de mí, el cual ha sido preferido a mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa de su zapato”. Le dicen “¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías?”. Por lo visto, por parte de la Revelación Oral, pues esto no está en la Sagrada Escritura, los judíos conocían del Mesías que Él iba a bautizar. Mas no lo conocían del Precursor, y Cristo aquí lo dirá y lo enseñará: Juan también bautiza, pero para empujar al arrepentimiento.


 Veamos ahora los elementos que hay en el Evangelio: “Vox clamantis in deserto”. Se traduce literalmente “voz de uno que clama, o voz del que clama, en el desierto”. Están mal las traducciones que dicen: “voz que clama”, o “voz clamante”, en ese caso debería decir en latín “clamans” y no “clamantis”. ¿Quién es el que clama en el desierto? San Juan Bautista dirán todos. Pues no: Según lo que parece la mejor interpretación, el que clama en el desierto es Cristo, es Dios, y clama en un desierto, en el desierto de las almas, porque su doctrina, su Catolicismo, por nadie es escuchado; al revés, se escucha y se presta atención y se vive según lo contrario, según lo mundano, según el mundo. Cristo clama en el desierto por el olvido que tienen las almas de Él. Y la voz del que clama, la voz de Cristo, en el desierto es San Juan Bautista: El heraldo de Dios, el heraldo o anunciador de Cristo, quien busca con su voz anunciar al Mesías y que el Mesías, Cristo, sea escuchado.

“Parate viam Dómini”, “preparad el camino del Señor”, preparad las almas para que reciban a Dios. ¿De qué manera? Con las palabras que siguen lo responderá. Pero así como esto tuvo un cumplimiento histórico en la época de Cristo con los que se preparaban para Él (cambiando de vida, arrepintiéndose), así tiene que tener un cumplimiento hoy entre nosotros, y por eso la Iglesia Católica ofrece este texto antes de la Navidad, para que recibamos bien el nacimiento del Niño Dios. De lo contrario, estamos en la pura exterioridad, rezamos la Novena porque sí, por lo social nomás, sin cambiar en nuestro interior, sin ir a confesarnos antes de la Navidad. “Rectas fácite sémitas eius”, “haced rectos sus senderos”, sus sendas, las sendas que iba a caminar Cristo. Así dice la profecía. ¿Y cuáles son las sendas que Cristo iba a transitar? Las sendas que Cristo iba a transitar eran las almas, buscar la almas, ir hacia ellas, salvarlas. ¿Y cómo se hacen rectas esas almas, esas sendas? 

“Omnis vallis implébitur”, “todo valle será llenado”. En la profecía, ¿qué son los valles? Los valles son la almas humildes, que son llanas, son de menor altura que los montes o montañas (que es el siguiente ejemplo). Y las almas que tienen humildad, serán llenadas, recibirán mucho de Dios. Además, una de las primeras condiciones del arrepentimiento por los pecados es la humildad, porque todo pecado es soberbia, es querer hacer nuestra voluntad y no la Voluntad de Dios, la cual nos muestra la Verdad y el Bien. “Et omnis mons et collis humiliábitur”, “y todo monte y collado será humillado”. El collado y el monte, a diferencia de las “almas valle”, son los soberbios, los que se ubican a sí mismos allá en lo alto, el orgulloso, el engreído, el que se las cree:

 “No es varón probado aquél que a sí mismo se recomienda, sino aquél a quien Dios recomienda” (San Pablo, Carta a los Romanos). Al valle-humilde, Dios lo levantará, lo llenará. Al monte-soberbio, Dios lo abajará, será “humillado” (viene de “humus”, tierra: será llevado para abajo, puesto en tierra). Y de hecho, los soberbios de la época, los que se creían gran cosa, no recibieron al Mesías-Dios, y no tuvieron parte en las Bodas del Cordero, y probablemente muchos de ellos quedaron “excluidos del Reino de Dios”, como Cristo muchas veces les dijo. “Et erunt prava in directa”, “y las cosas depravadas se convertirán en rectas”. Las cosas, las almas depravadas, en latín “prava”: Tal vez aquí podemos poner los pecados de la lujuria, las almas “prava”, se convertirán en rectas, tendrán la virtud de la pureza. “Et áspera in vías planas”, “y las cosas ásperas (escabrosas) se convertirán en vías planas”. Las “almas-áspera”, ¿qué pueden ser? Las personalidades difíciles, escabrosas, complicadas (todo esto tiene que ver nuevamente con el orgullo), se convertirán en “vías planas”, en almas sencillas y humildes, como le gusta a Dios.

Y así, haciendo estas cosas: “Et videbit omnis caro salutare Dei”, “y toda carne (todo ser humano) verá la salvación de Dios”, así conseguirán la salvación, se salvarán, nos convertiremos. En la Navidad, junto con la Semana Santa, hay gracias muy especiales de conversión, de arrepentimiento, de cambio de vida. Todos deberían volcarse a la Confesión, para que todos puedan recibir la Comunión el día de la Navidad. Lo piden todos los años en la Novena, pero no sé si lo consideran o lo cumplen. Si alguno está en estado de pecado mortal, ¡a conseguir la gracia santificante!, ¡a confesarse! Y que el Niño Dios no los encuentre en pecado mortal, sino como posesión de Dios, en estado de gracia, con el Niño Dios. 

AVE MARÍA PURÍSIMA.


FELIZ Y SANTA NAVIDAD LES DESEA EL R. P. HUGO RUÍZ VALLEJO








FELIZ Y SANTA NAVIDAD LES DESEA EL R. P. CARDOZO


lunes, 21 de diciembre de 2015

MENSAJE DE SAN PIO X A LOS ACUERDISTAS





Están, pues, gravemente equivocados los que creen posible y esperan para la Iglesia un estado permanente de plena tranquilidad, de prosperidad universal, y un reconocimiento práctico y unánime de su poder, sin contradicción alguna; pero mucho peor es el error de aquellos que se engañan pensando que alcanzarán esa paz efímera mediante la disimulación de los derechos e intereses de la Iglesia, sacrificándolos a intereses privados, disminuyéndolos injustamente, complaciendo al mundo, “que está todo puesto bajo el maligno” (1 Jn. 5, 19), con el pretexto de captar la simpatía de los fautores de novedad y atraerlos a la Iglesia, como si fuera posible una composición o acuerdo entre la luz y las tinieblas, entre Cristo y Belial.

 “Son éstos, sueños de enfermos, alucinaciones que siempre han ocurrido y ocurrirán mientras haya soldados cobardes, que arrojen las armas a la sola presencia del enemigo, o traidores que pretendan a todo costo hacer las paces con el enemigo, que es el enemigo irreconciliable de Dios y de los hombres”.  (Papa San Pío X, Encíclica Communium Rerum, del 21 de abril de 1909).

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO (PADRE RAFAEL ARIZAGA)

sábado, 19 de diciembre de 2015

NUESTRO COMBATE ES SOBRENATURAL: MONSEÑOR LEFEBVRE



“Nuestro combate es sobrenatural, contra las potestades espirituales del demonio y de los malos ángeles, un combate de gigantes; no es una lucha de discusiones ni un torneo intelectual. Al entrar en el Seminario ustedes ingresan en la historia de la Iglesia, pero para sostener un combate que no se sitúa en el plano natural; de otro modo estarían totalmente fuera de la verdad.

Nuestro combate se sitúa en el plano de la gracia divina. Prepárense a él, sí, por medio de la filosofía, pero sólo obtendrán la gracia para convencer a las almas por medio de la oración, el sacrificio, la mortificación y la santidad vivida.

¡Dejen traslucir a Cristo en sus personas, con el propósito de que los fieles sientan gusto de estar junto a ustedes para ser un poco más celestiales, para estar un poco más cerca de Dios y un poco más lejos de las cosas terrenas; y con el fin de que ustedes puedan conducirlos realmente a Nuestro Señor y al cielo!”
                                                                 Monseñor Lefebvre

Monseñor Lefebvre La Biografía
Mons. Bernard Tissier de Mallerais

jueves, 17 de diciembre de 2015

El sacerdote no va solo al cielo ni va solo al infierno: San Juan Bosco



   San Juan Bosco escribió en un cuadernito que se conserva:
Notas de los ejercicios espirituales que empezaron el 26 de mayo de 1841:
   “Conclusiones sacadas de los ejercicios hechos como preparación a la celebración de mi primera misa.
   El sacerdote no va solo al cielo ni va solo al infierno. Si obra bien, irá al cielo con las almas que salve con su buen ejemplo. Si obra mal, y da escándalo, irá a la perdición con las almas condenadas por su escándalo.
   Por lo tanto,  me empeñaré en guardar los siguientes propósitos:
   1.- No haré paseos sino por necesidad grave: visitas a enfermos, etc.
   2.- Ocuparé rigurosamente bien el tiempo.
   3.- Padecer, trabajar, humillarme en todo y siempre, cuando se trate de salvar almas.
   4.- La caridad y la dulzura de San Francisco de Sales serán mi norma.
   5.- Siempre estaré contento de la comida que se me presente, con tal que no sea nociva para la   salud.
   6.- Beberé vino aguado y sólo como medicina, es decir, cuando lo reclame la salud.
   7.- El trabajo es un arma poderosa contra los enemigos del alma; por ello no daré al cuerpo más de cinco horas de sueño cada noche. Durante el día, especialmente después de la comida, no tomaré ningún descanso. Haré alguna excepción en caso de enfermedad.
   8.- Destinaré cada día algún tiempo a la meditación y a la lectura espiritual. Durante el día haré una breve visita o al menos una oración al Santísimo Sacramento. Tendré un cuarto de hora, al menos, de preparación y otro cuarto de hora de acción de gracias al celebrar la santa misa.
   9.- No conversaré con mujeres fuera del caso de oírlas en confesión u otra necesidad espiritual”.

   Don Lemoyne oyó decir varias veces a Don Bosco, conmovido, que su madre, cuando estuvo a solas con él en I Becchi, después de su misa en Castelnuovo, le dijo: “Ya eres sacerdote, dices misa; de hoy en adelante estarás más cerca de Jesucristo. Recuerda que empezar a decir misa quiere decir empezar a sufrir. No te darás cuenta enseguida, pero poco a poco verás que tu madre te dijo la verdad. Estoy segura de que cada día rezarás por mí, esté viva o muerta: esto me basta. Tú, de hoy en adelante, piensa sólo en la salvación de las almas, y no pienses en mí”.


Autobiografía de San Juan Bosco

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Exhortación del Papa San Pío X, al clero católico.





“Verdaderamente una sola cosa es la que une al hombre con Dios, la que hace al sacerdote grato a Jesucristo, digno ministro de su misericordia y tal como lo pide su vocación divina, a saber: la santidad de vida y de costumbres. Si le falta esa santidad, le falta todo”.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Santísima Virgen de Guadalupe Emperatriz de las Américas




Contemplándola a Ella,  recordemos las palabras de una oración compuesta por el Papa Pío XII, donde declara a la Santísima Virgen de Guadalupe Emperatriz de las Américas:


   “Nos estamos ciertos que mientras Tú seas reconocida como Reina y Madre, México y América estarán seguros”.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

LA INMACULADA CONCEPCIÓN





   Detengámonos a considerar este privilegio grandioso que Dios concedió a  María en su concepción.

   1.- Fue un privilegio único.- Figúrate al demonio que a la entrada del mundo según van pasando los hombres a comenzar la vida, a todos marca con el sello del pecado, en todos pone su asquerosa baba inmunda de serpiente infernal, así hemos nacido todos, a los ojos de Dios como algo sucio, asqueroso, repugnante por esa mancha del demonio. Piensa bien lo que significa ese ¡todos! Recuerda a los santos más grandes, a los más amantes y más amados de Dios. Mira pasar por tu imaginación a los patriarcas, profetas, apóstoles, mártires, vírgenes… y todos tienen que decir con David “Fui concebido en la iniquidad y en pecado fui engendrado”.  ¡Qué pena! ¡Qué dolor! ¡Qué espectáculo tan triste!
   Pero mira cómo cambia la escena. Ahora es todo lo contrario. Contempla a esa alma purísima que brota de las manos de Dios, y burlando al demonio entra en el mundo victoriosa, mientras los ángeles la acompañan y la cantan “Toda hermosa eres María, y no hay en ti mancha alguna”. Repite muchas veces: todos menos Tú. Donde todos caen Tú no caes. Donde todos mueren, Tú vives, donde todos se manchan, Tú permaneces pura e Inmaculada –Privilegio gloriosísimo por ser único.

   2.- Privilegio grande.- Porque por él aparece grande, muy grande, nuestra Madre querida ante los ojos de Dios, de los ángeles y de nosotros mismos. Si todos naciéramos en gracia, no encontraríamos en este privilegio una de las razones más principales para enaltecer la figura de María. Ella misma se refería, sin duda, a este privilegio, cuando decía que el Señor había hecho en su alma grandes cosas y que para hacerlas había tenido que poner en juego toda la fuerza de su brazo poderoso. Y así es. Demostró su grandeza al hacer a María objeto de una redención especial. Todos hemos sido redimidos por Cristo y ésta es nuestra gran gloria, pero María, si no pecó, no fue redimida, luego, nosotros ¿hemos recibido de Cristo más que Ella? ¿Tenemos una gloria que Ella no tiene? Nada de eso.  Muy al contrario. Hay dos Redenciones: una liberativa, que levanta a los caídos y da vida a los que habían por el pecado muerto; así fuimos nosotros redimidos. Otra es preventiva, la que previene para que uno no caiga; ésta es la de María, en virtud de la Redención de Cristo y por la previsión de sus méritos divinos alcanzó Ella sola la gracia de no caer. Su Redención es, pues, más perfecta que la nuestra y, por tanto, también en esto nos aventaja.  ¡Qué grandioso así considerado es este privilegio!

   3.- Privilegio divino.- Sólo Dios pudo obrar semejante prodigio de hermosura y de gracia. Dios como legislador que es, está por encima de todas las leyes, y por eso Él solo tenía poder para disponer de esta ley universal. Este privilegio es una excepción, pero que no podían hacerla los hombres, no estaba en sus manos. Únicamente pudo hacerla Dios. Recuerda cómo por medio de Josué detuvo el sol, por medio de Moisés dividió las aguas del mar, y por medio de sus ángeles impidió que las llamas del horno de Babilonia hicieran daño a los tres jóvenes hebreos. Ese mismo Dios hizo que las aguas del pecado se dividieran ante María y no la tocaran lo más mínimo. Todo aquello fue una figura de este  milagro inmenso del poder y amor de Dios.  Por eso el triunfo de María Inmaculada es un triunfo de Dios. Este privilegio es verdaderamente divino y la gloria de la Inmaculada, es una gloria divina.

   4.- Nuestro privilegio.- También nosotros participamos de este privilegio. Nacimos en pecado, pero enseguida tuvimos el privilegio de ser bautizados y nuestras almas quedaron ya entonces puras e inocentes, semejantes a la de María. La gracia bautismal nos hizo bellísimos y hermosísimos ante Dios. Por eso al celebrar con alegría y meditar con gozo en la Concepción Inmaculada de María debemos celebrar y meditar la nuestra a la vida de la gracia, para preguntarnos ante el ejemplo de María: “¿Sigo yo con aquella pureza inmaculada de mi bautismo? ¿La he perdido? ¿No la he sabido apreciar?


   Pedir perdón a María y su ayuda para vivir siempre esa vida de pureza y castidad de su Purísimo Corazón.